Maite Izquierdo

El invierno llega entre árboles desnudos, pero siempre en pulsión de brotar.
Hay abrazos de mantas y frazadas. Es abrigar parar no enfermar.
Hay encuentros al interior. Es cuando aparecen palabras de verdades en gris.
Es ojalá saborear muchos caldos y triunfar de gozo entre sopaipillas pasadas. Es también tejer hebras, lanas y ovillos coloreados para aguardar en el hogar.
Y afuera… es proteger los oídos del viento, cantándole esperanzados todos a la “vieja de la cueva” que llueva y que llueva sin cesar…
El Invierno es el deleite frío que nos atraviesa para integrar.